• abril 1, 2016
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MUJERES, AZOTEAS, HORTALIZAS Y PROGRESO

En el corregimiento El Valle, ubicado en Bahía Solano, Chocó, hay un grupo de mujeres que dentro de los quereres de su corazón guardan un espacio para las hortalizas, plantas medicinales y matas de sus huertas caseras, ellas son la Asociación Mujeres en Progreso.

Cuando usted mira el mapa de Colombia a la izquierda encuentra el océano Pacífico y ubica la región Pacífica; como lo enseñaron en el colegio,  compuesta por cuatro departamentos, entre ellos el Chocó, en donde sabemos está uno  de los municipios turísticos del país: Bahía Solano, tierra de selva, mar, ballenas y río. Allá, en uno de sus corregimientos se desarrolla la historia de varias mujeres que, gracias al apoyo de la Fundación Swissaid han venido creciendo en el progreso de sus azoteas. Ese corregimiento se llama El Valle y ahí está la Asociación Mujeres en Progreso. La siguiente es la narración de un día del día a día de Rosa, Noris y Yasney. La Asociación Mujeres en Progreso es una apuesta por la seguridad y soberanía alimentaria que iniciaron 25 socias, donde se busca fortalecer las azoteas familiares como una estrategia de alimentación y nutrición sana, a partir de los saberes locales y culturales de la comunidad. La iniciativa de las 25 mujeres desembocó en un efecto dominó, así como lo cuenta María Yasney “muchas mujeres vieron el trabajo que veníamos desempeñando, en cuanto a la siembra de las hortalizas, a todo el mundo le gustó. Entonces la una era que ´ay yo quiero pertenecer a su grupo´.” Es así que de 25 mujeres actualmente son 43 las asociadas. En las mañanas… “…un día normal en mi casa es duro, le digo vea porqué, porque a pesar de pertenecer a Mujeres en Progreso, también soy auxiliar de pedagógica en el CDI de Utria que también hay en esa comunidad. Entonces me toca levantarme a las cuatro y media de la mañana, a dejar el desayuno y el almuerzo hecho, porque los niños se van para el colegio; a levantarlos, a peinarlos, a organizar las niñas, a darles el desayuno antes de irse para el colegio y yo debo estar en el trabajo a las siete y media de la mañana. Entonces ese es mi día. Me voy para el trabajo, allá trabajo hasta las cuatro de la tarde. Cuando llego a la casa nuevamente, a mirar qué hay que hacer los oficios, que los muchachos, que lavar la ropa, que organizar nuevamente lo del día a día del próximo día, porque tengo que dejar todo listo, hay que madrugar para volver a la misma rutina de todos los días…” Yasney. “…Levantarnos, echar agüita, regar las plantas, volcarlas, es como untarle tierra en su raíz para que no se debiliten, verificar si hay algún animal que les esté afectando en algo, si tienen plaga…” Rosa. “…en las mañanas me levanto, voy y bajo a mirar mis matas, a echarles agua, hablar con ellas, a removerles la tierra, a sacarles los ciempiés que nos están acabando el huerto. En la tarde vuelvo y les echo agua, si ha hecho mucho sol esos días, porque se reseca mucho la tierra, allá es muy caliente, entonces se reseca mucho. Los sábados en especial le dedico toda la mañana al huerto…” Noris. Así es, cada mañana en la mañana la rutina inicia con la visita al huerto, van a la azotea a saludar a las plantas, y es que como dice Rosa “Tener un momento pues de un espacio con ellas para compartir, porque son seres vivos, son plantas vivas, entonces tenemos que darles todo ese afecto para que ellas sientan de que hay alguien realmente que las aprecia a ellas.” Rosa Moreno Palacios, es productora de Bahía Solano, hace parte del grupo de las 25 mujeres que iniciaron en la asociación. En su casa, aparte de la azotea, tiene gallinas criollas, que en palabras de ella y para ella: “La importancia de las gallinas criollas es, en primer lugar me evito de estar comprando el huevito, además de que traer los huevos normales, que traen químico; me divierto y me gozo dándole de comer a mis hijos y a mi familia en general huevos criollos, con toda la vitamina del caso, entonces pues ese es objetivo fundamental libre de químico y apropiada para el consumo de nuestras familias.” Al igual que el propósito de las gallinas, la azotea representa para las Mujeres en Progreso una forma de economizar “…ya no nos toca comprar en la tienda todo. Ahorita tenemos el tomate en la casa, el pepino, el cilantro, la lechuga, entonces nos evitamos de comprar y así hacemos un ahorro para nuestras familias.” Dice Noris Mosquera Moreno, una de las recientes mujeres que se integró a la asociación después de ver el trabajo de sus compañeras, para sumarse a las 43 socias actuales. Noris agrega que la azotea es importante porque: “…además nos ayuda a tener una vida saludable, porque sabemos que todo lo que contiene químicos lo que generan son enfermedades, pero si comemos todo natural vamos a gozar de una vida saludable, porque nuestros hijos van a estar mejor en todos los aspectos, todos en la casa. Porque esa es la base fundamental en nuestros hogares ¡Criar sin químicos!…” Pero ¿cómo son las azoteas? Responde María Yasney Rodríguez Mosquera, secretaria de la Asociación: “…todas tenemos dos azoteas de 1,20 de ancho por seis metros de largo. Tenemos que sembrar en azoteas, porque vivimos al nivel del mar, como en nuestro corregimiento hay mar y rio, cuando la marea alta, se inundan todos  nuestros patios, entonces no podemos sembrar en el suelo, entonces nos toca sembrar elevado…” Y ¿qué siembran las Mujeres en Progreso en sus azoteas? Lechuga, tomates, variedades de ajíes, orégano, apio, pepinos, cebolla, cilantro cimarrón y de castilla. Espinacas, cebolla puerro, cebolla larga, orégano, ají dulce. Plantas medicinales: la milagrosa, lengua de suegra, el escancel, la violeta. Plantas aromáticas: limoncillo, albahaca blanca, jengibre, entre otras. Mujeres en Progreso hace parte de las copartes con las que trabaja la Fundación SWISSAID; gracias al apoyo de la fundación fue posible que se ampliará el cupo de las socias de la Asociación, así las primeras 25 socias escogieron otras mujeres para que sembraran hortalizas, con la esperanza de que sea toda la gente de la comunidad la que siembre “para que no tengan que comprar las hortalizas que nos llevan de Buenaventura por barco, que nos llegan ya quemadas por el salitre, y además tienen muchos químicos” dice Yasney. Para María Yasney, secretaria de la asociación, la “Fundación Swissaid ha sido una organización de mucha importancia para Mujeres en Progreso, porque nos ha ayudado a crecer; nos ha ayudado a ser más organizadas; a valorar lo que tenemos, porque con las capacitaciones y con la asistencia técnica de Justino Gonzáles, técnico de la fundación, nosotras hemos aprendido muchas cosas, por  ejemplo cómo hacer nuestro propio sustrato; (…)entonces por medio de la Fundación Swissaid hemos aprendido a valorar todo eso, para tener una mejor alimentación en nuestra familia y  mejor nutrición para nuestros hijos.”    

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