SWISSAID Colombia contempla en su Programa País la igualdad de género y corresponsabilidad de los hombres, y lanza la campaña ¡ELLAS SÍ ESTÁN NO LAS BORREMOS! la cual surge de la necesidad de interpelar las acciones que transgreden el cuerpo, la dignidad y las autonomías de las mujeres y las niñas.

Con el enfoque de masculinidades no violentas y construcción de paz, se convoca a los hombres y en especial a la población más joven, a sensibilizarse acerca de la necesidad de transformar la cultura, armonizar las relaciones entre hombres y mujeres, avanzando en la generación de condiciones relacionales de respeto, equidad, justicia, solidaridad y cultura de paz.

Alcance: La campaña se promueve a nivel nacional y especialmente en Boyacá, Chocó y Sucre, departamentos donde SWISSAID prioriza sus acciones.

¿Cuál es el objetivo?

Promover el rechazo a las múltiples formas de violencia contra mujeres y niñas, que las degrada en su dignidad y derechos; y pone en riesgo su existencia, su desarrollo individual, social, cultural, político y económico, así como el de las comunidades a las que pertenecen.

La campaña – ¿Por qué están borradas?

La representación visual de mujeres de distintas zonas del país donde sólo son reconocibles las siluetas de sus cuerpos, sus vestuarios y accesorios, simbolizan a las mujeres que han sido víctimas en casos de violencias de género, y que fueron despojadas de su humanidad y de su vida por parte de sus parejas u otros hombres que integran la comunidad en la que habitan.

Por medio de sus indumentarias representamos lo típicamente femenino, vaciado de los cuerpos y del ser, entendiendo que las múltiples violencias que padecen las mujeres, son formas de coerción, eliminación y negación de la mujer como sujeta de derechos en la construcción de sus autonomías.

 
 

ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN

Desde hace más de cien años las mujeres del mundo vienen emprendiendo una serie de luchas políticas en torno a reivindicaciones económicas e ideológicas, teniendo como objetivos, eliminar las múltiples formas de violencia que se instituyeron hacia ellas, en el marco de la sociedad patriarcal y las prácticas culturales que contribuyen a reproducirla.

Las luchas de las mujeres por la igualdad se vienen dando desde el siglo XVIII durante el renacimiento tras el rechazo colectivo hacia las condiciones privilegiadas en que vivían los hombres, en detrimento de las oportunidades y derechos de las mujeres. Con el surgimiento de la ilustración en Francia, las luchas por la conquista del derecho a la equidad de género y la posibilidad de desarrollarse de manera autónoma e integral, vienen luego de que, tras la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, las mujeres fueran excluidas. Este primer momento, en el que las mujeres replicaron el documento denominado Los derechos de la mujer de la ciudadana, escrito por Olympe de Gouges, hecho que enmarca la denominada primera ola del feminismo. Pero sería Mery Wollstonecraft quien a través de su texto denominado Vindicación de los derechos de la mujer, arguyera que las desigualdades entre hombres y mujeres no eran naturales sino culturales.

Luego apareció en Estados Unidos, un movimiento de mujeres que luchó por el derecho al voto: las sufraguistas. Surgen tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, al tomar conciencia sobre su desigualdad como mujeres, durante un evento antiesclavista que se celebraba en Londres en 1848, en el que a las mujeres no se les permitió participar. Tras casi medio siglo de acciones moderadas, las mujeres inglesas pasan a la acción y arrecian las protestas: bombas, pedreas y huelgas de hambre serán el método de lucha por la conquista de sus derechos civiles. Para 1918, las mujeres inglesas habían conquistado su derecho al voto, pero solo para las mayores de 30 años. Lo mismo ocurrirá en estados unidos en 1920, pero solo para las mujeres blancas, ya que el movimiento sufragista estaba constituido por mujeres burguesas blancas.

A partir de ese momento, se comienzan a extender las luchas y la conquista del derecho al voto para las mujeres en otros países del mundo. Estas condiciones provocan que, mujeres que viven otras realidades como las mujeres negras y/o pobres, comiencen a hacerse conscientes de que padecen otros tipos de exclusión, ya no solo de género sino por cuestiones raciales o económicas.

Fue Sojourner Truth, una estadounidense negra que vivió a finales del siglo XVIII en New York, quién desde su condición de esclava, habló por primera vez de la doble exclusión que padecían algunas mujeres como ella: por negra y por mujer. También Flora Tristán, la socialista francesa de principios del siglo XIX, precursora del denominado feminismo socialista quien explicara que las mujeres obreras, padecen una doble represión: de clase y de género, afirmando por eso, que las mujeres eran las proletarias del proletariado.

De esta manera, comienzan a establecerse dos vertientes del feminismo: El feminismo liberal y el feminismo radical. El feminismo liberal tendrá como premisa la búsqueda de la igualdad, ya que se comprende el problema desde el punto de vista de la exclusión, por lo que las luchas y reivindicaciones apuntan a lograr cambios en la sociedad y adquirir derechos.

Por su parte, el feminismo radical, comprende el problema en términos de la opresión y la explotación, y ubica su origen en el patriarcado como sistema de dominación del hombre sobre la mujer que se produce en todos los ámbitos. El feminismo radical concibe que las mujeres del siglo XXI vayan cambiando la realidad de sus vidas día a día en búsqueda permanente de su liberación definitiva del sistema de poder que las oprime.

Las expresiones de estas dos vertientes han tenido su auge en los últimos años. Son este tipo de movimientos los abanderados en las luchas por reivindicar y replantear el papel de las mujeres en la sociedad contemporánea.

Antecedentes nacionales

Al igual que en muchos otros países que adoptaron la democracia como forma de gobierno tras la abolición de las monarquías, Colombia inició el siglo XX sin que las mujeres hubiesen sido sujetas de derecho al voto. En los colegios femeninos se impartía una formación que apuntaba a enseñar a las niñas las labores de la casa.

María Rojas Tejada fue una de las pioneras del feminismo en Colombia. A principios del siglo XX, luego de graduarse como educadora, inicia  la educación de las mujeres. En 1914, en Yarumal (Antioquia) fundó un centro cultural femenino. Como fue mal visto, se trasladó a Medellín donde creó un colegio femenino que ofrecía una educación integral. Pero por el cerco social que el clero le tejió, se vio obligada a salir de la ciudad. De Manizales también sería desterrada para llegar a Pereira a fundar una escuela mixta y laica y a traducir artículos de feministas europeas y norteamericanas. Entre 1916 y 1918 publicó la revista Femeninas, explica Socorro Ramírez en el texto Las precursoras colombianas del feminismo. Estos hechos locales, podrían enmarcarse entre las acciones emprendidas en el marco general de la primera ola del feminismo mundial, que inició en los estados unidos a principios del siglo XX. La segunda ola del feminismo en Colombia estuvo marcada por la llegada al país de las ideas socialistas y comunistas a finales de los años 60 y a principios de los 70.

A pesar del crecimiento y el avance de las luchas feministas en el mundo, como la segunda y la tercera ola (el más reciente y actual momento de los movimientos feministas), en muchas regiones de Colombia, aún persisten con fuerza rasgos del machismo y de las violencias de la época colonial de principios del siglo XIX, casi idénticas a las que impulsaron las acciones que dieron origen a la primera ola del feminismo.

En Colombia, cada 28 minutos una mujer es víctima de violencia por su condición de género. Y aunque algunas mediciones muestran que se ha presentado una disminución en los casos de violencia hacia las mujeres, esta cifra no deja de ser alarmante.

 

Filósofa inglesa, pionera del feminismo. Wollstonecraft escribió la Reivindicación de los Derechos de la Mujer.

Documento realizado por: Viviana Sánchez Prada – Comunicadora de la Campaña ¡Ellas SÍ están, NO las borremos! #EllasSÍestán #NOlasborremos 

OBJETIVOS DE LA CAMPAÑA

La campaña se efectuará específicamente en el Chocó, Boyacá y Sucre como parte de las actividades complementarias a los procesos de sensibilización y formación en el tema de género por parte de Swissaid.

Objetivo general:

  • Promover el rechazo a las múltiples formas de violencia contra mujeres y niñas, que las degrada en su dignidad y derechos; y pone en riesgo su existencia, su desarrollo individual, social, cultural, político y económico, así como el de las comunidades a las que pertenecen.

Objetivos específicos:

  • Sensibilizar a las nuevas generaciones de jóvenes sobre la necesidad de suprimir de la cultura todas aquellas prácticas que tiendan de alguna manera a oprimir a las mujeres por el simple hecho de serlo.
  • Hacer que los miembros de la comunidad y de las organizaciones tomen conciencia sobre el machismo y la violencia de género como prácticas culturales que deben ser eliminadas.
  • Incidir para lograr cambios sobre las formas que tradicionalmente han enmarcado las relaciones entre hombres y mujeres de los territorios de Boyacá, Sucre y el Chocó.
  • Apoyar desde los productos comunicativos las iniciativas de los colectivos y de la comunidad en general en la transformación efectiva de las desigualdades e inequidades de género.
  • Generar empatías y solidaridades de género entre las mujeres en tanto víctimas o víctimas potenciales de cualquier tipo de violencia.
  • Contribuir en la identificación y eliminación de las violencias que median las relaciones entre miembros de la sociedad civil, especialmente entre hombres y mujeres.
  • “Des normalizar” las múltiples formas de violencia contra la mujer que se han enquistado en la cultura de nuestro país.

 

SOBRE LA CAMPAÑA

#EllasSÍestán #NOlasborremos ♀

Políticas institucionales y pertinencia de la campaña

La campaña se enmarca en el área estratégica 2 denominada Igualdad de género y corresponsabilidad de los hombres, contemplado en el programa actual de SWISSAID, el cual propende esencialmente por la transformación efectiva de las inequidades y desigualdades manifiestas en las prácticas culturales que determinan y perpetúan la violencia como una acción legítima desde el cual se establecen relaciones entre hombres y mujeres.

En este sentido, la campaña “Ellas si están, No las borremos”, surge de la necesidad, por un lado, de interpelar/cuestionar el modelo hegemónico social hetero-patriarcal, trasgresor del cuerpo y de las autonomías de las mujeres, desde el cual la mayoría de los hombres de los territorios en los que la campaña tendrá presencia, continúan asumiendo/reclamando la potestad de imponer a las mujeres funciones culturales y sociales pre-modernas, como lo son la satisfacción sexual de los hombres, la reproducción de la estirpe, la crianza de los hijos, la responsabilidad exclusiva sobre las labores domésticas, y en últimas, la negación al acceso a la propiedad de la tierra como medio de producción en sectores rurales.

Por otra parte, con el enfoque de masculinidades no violentas y cultura de paz, se convoca a los hombres y en especial la población más joven, a sensibilizarse acerca de la necesidad de transformar la cultura, armonizar las relaciones entre hombres y mujeres, avanzando en la generación de condiciones relacionales de respeto, equidad, justicia, solidaridad y construcción de paz.

Descripción de la campaña

La campaña se centra en nuevas y antiguas aspiraciones de las organizaciones de mujeres por la transformación de valores y prácticas ligados al sistema de dominación patriarcal y en la necesidad de subvertir el modelo de relaciones sociales situadas desde la subalternidad de la mujer. De esta manera, y teniendo como antecedentes las experiencias y resultados positivos del proyecto Fortalecimiento de las capacidades de hombres y mujeres para relacionarse desde la equidad de género y generacionalllevado a cabo por organizaciones campesinas, mestizas e indígenas del Sinú, y facilitado por Swissaid entre el 2011 y el 2017, y la respuesta positiva de las comunidades a las que Swissaid ha llevado iniciativas similares, la presente campaña pretende articular las experiencias previas de las comunidades, dando continuidad a las acciones comunicativas que buscan persuadir a las comunidades de eliminar de la cotidianidad los comportamientos y acciones violentas hacia las mujeres

De esta manera, por medio de afiches realizados con fotografías de mujeres del Chocó, Sucre y Boyacá, en las que solo serán reconocibles las siluetas de sus cuerpos, sus vestuarios y sus accesorios culturalmente asociado a “lo femenino” por la población de dichas regiones, se pretende representar a las mujeres que han sido víctimas en casos de violencias de género, y que fueron despojadas de su humanidad y de su vida por parte de sus parejas u otros hombres que integran la comunidad en la que habitan.

La intención es representar por medio de estas indumentarias, lo típicamente femenino de dichas regiones, vaciado de los cuerpos y del ser, entendiendo que las múltiples violencias que padecen las mujeres, no solo en estos territorios sino en muchas otras partes del país y del mundo, son formas de coerción y eliminación/negación de la mujer como ser y sujeta de derechos en la construcción de autonomías como género.

Esta imagen irá acompañada de un slogan y de un ejercicio interactivo experiencial de expresión que consistirá en un performance a través del cual se represente en cada región, la violencia en las relaciones interpersonales entre hombres y mujeres, como una forma de borrar o de negar a la mujer como sujeta de derechos.

La campaña se efectuará específicamente en el Chocó, Boyacá y Sucre como parte de las actividades complementarias a los procesos de sensibilización y formación en el tema de género por parte de Swissaid.

Factores clave en las regiones

Es Importante tener en cuenta que las cifras oficiales de violencia contra la mujer en los tres departamentos, no son representativas de la realidad, dado el subregistro por falta de denuncias. Lo anterior se explica en múltiples factores sociales y culturales que subyacen a la problemática; tales como el temor a las represalias, la falta de garantía de protección a las mujeres víctimas, las dependencias afectivas, económicas de las mujeres, la falta de autoreconocimiento de derechos, la normalización y legitimación  cultural, la falta de solidaridad y sensibilización de la población, la inoperancia de algunas instituciones; en resumen la gran brecha entre los avances normativos logrados por la incidencia del movimiento de mujeres en el país, que la castigan y la cultura patriarcal que  la legitima y la  tolera.

Sucre

Sucre ha sido uno de los departamentos de Colombia en los que más ha hecho presencia Swissaid, y, por ende, donde más han tenido impacto iniciativas tales como el proyecto Nuevas Masculinidades y Feminidades Rurales, en cuanto a la sensibilización de la población indígena y campesina en torno al tema.

Con una presencia en dicha región de cerca de 30 años, los lazos de confianza entre la población y Swissaid se han hecho cada vez más fuertes. Así mismo, el interés en el tema y los resultados positivos en lo relacionado a las acciones encaminadas a construir nuevas maneras de masculinidad, y habiendo obtenido logros significativos en el incremento de conciencia en los colectivos de mujeres y sus derechos, ha quedado abierta la oportunidad de continuar con el proceso de transformación efectiva de las relaciones entre hombres y mujeres, avanzando hacia la equidad, y hacia la eliminación de la discriminación y de la violencia de género.

Boyacá

En el departamento de Boyacá, en los municipios de Mongua y Gámeza, en los que, al igual que en Sucre y Chocó, se ha vivido periodos prolongados de violencia con motivo del conflicto armado, pero también de violencia intrafamiliar y específicamente de género, la experiencia desde Swissaid ha mostrado avances limitados de generación de conciencia en algunas de las mujeres jóvenes y adultas de la comunidad. Ya es posible encontrar en algunas comunidades, por ejemplo, un rechazo abierto hacia actitudes machistas o discriminatorias en su entorno. No obstante, aún el machismo y la violencia de género siguen siendo rasgos muy fuertes de la idiosincrasia en estos municipios.

Bahía Solano, Chocó

La realidad en el Chocó no es muy distinta. Aunque con formas sociales y organizativas similares a las de Sucre, en la realidad cotidiana de Bahía Solano en el Chocó, sigue prevaleciendo el papel dominante del hombre y los comportamientos violentos entre hombres y mujeres. Allí, será necesario acordar algunos parámetros para establecer confianzas, de tal manera que la historia de la región no sea un impedimento para mejorar los niveles de conciencia sobre el tema de género en mujeres. Para ello, serán necesarios espacios colectivos de implementación para la expresividad y el fortalecimiento de las relaciones sociales entre la comunidad, y por supuesto, entre los mismos miembros y familias de la comunidad.

Documento realizado por: Viviana Sánchez Prada – Comunicadora de la Campaña ¡Ellas SÍ están, NO las borremos! #EllasSÍestán #NOlasborremos ♀