Defender, conservar y recuperar las semillas criollas y nativas: la base fundamental para la seguridad alimentaria y la biodiversidad
La región Caribe es uno de los territorios más diversos de Colombia, compuesto por una variedad de climas y especies vegetales que complementan su riqueza natural, algo que ha llevado a muchos de sus pobladores a generar acciones colectivas en pro de su conservación. Es así, como en zonas como el departamento de Córdoba, se promueve la Escuela Semillas de Identidad -ESI-, cuyo objetivo es formar a promotores y guardadores de semillas para el fortalecimiento de la calidad de las semillas impartiendo un plan temático sobre: producción agroecológica, conservación, rescate, investigación participativa, administración de las casas comunitarias de semillas (CCS) y sistemas participativos de garantías (SPG).
En Patio Bonito Norte, vereda de San Andrés de Sotavento departamento de Córdoba, un territorio ancestral que se encuentra ubicado en el noroeste de Colombia, fue el lugar para realizar el IIencuentro de escuelas regionales de custodios y guardianes de semillas nativas, criollas y agroecológicas, espacio que permitió compartir experiencias y saberes orientados a la preservación de las especies nativas del territorio.
Se contó con la participación de un grupo de jóvenes, campesinos y campesinas integrantes de la Asociación de Productores Agropecuarios Alternativos –ASPROAL-, Asociación de Productores Indígenas Agroecológicos –ASPROINPAL-, Red de Productores de Los Palmitos y las redes de semillas de Bolívar, quienes reafirmaron su compromiso con la agrobiodiversidad.
San Andrés de Sotavento fue el municipio promotor de la Escuela Semillas de Identidad y sus habitantes los pioneros en declarar su territorio libre de transgénicos (TLT), lo que ha permitido la recuperación de muchas semillas criollas y nativas especialmente de maíces; a través de las Casas Comunitarias de Semillas donde se pueden intercambiar, producir, reproducir, almacenar, seleccionar, mejorar y comercializar semillas de calidad.
“Como joven es importante participar de estos encuentros porque aprendemos sobre el origen y el cuidado que debemos darle a las semillas, siguiendo así el legado de nuestros padres que día a día trabajan por la conservación de las semillas criollas y nativas de nuestra región”. Expresó Jakelyn del Carmen Gil Castillo, Patio Bonito Norte, San Andrés de Sotavento.
Estos espacios permiten generar un diálogo de saberes entre los y las participantes para promover procesos formativos, enfocados en la conservación y producción de sistemas agroecológicos que motiven a las nuevas generaciones y otros agricultores(as) a preservar el cuidado del territorio.
“Me incluyo en estos espacios porque quiero seguir conservando y preservando esas semillas que hoy en día están perdidas y que poco a poco se han ido recuperando, por eso quiero seguir con los conocimientos ancestrales que nos dejan nuestros agricultores, porque ellos cumplen su ciclo y quedamos nosotros los jóvenes liderando todos estos procesos”. Israel Zabaleta, San Antonio de Palmitos.
Uno de los propósitos que tiene la ESI es integrar a las comunidades e instituciones para incidir en territorios rurales que aún no conocen ni practican la agroecología, y que permita producir semillas de calidad. Durante los próximos tres años se busca formar a 150 guardianes y custodias, de los cuales el 50 % sean mujeres y jóvenes que fortalecerán las redes de semillas.
“Muchos agricultores consideran que las semillas son las herencias que han recibido de sus ancestros, las han conservado y las seguirán conservando, pero esto no se debe quedar ahí, en el que solo debe ser una responsabilidad del agricultor, sino también de las comunidades en conjunto, de las instituciones de la zona, de la región, involucrándose en estos procesos de la conservación de la semillas criollas y nativas, con enfoque agroecológico”. Mauricio García, Coordinador de Semillas de Identidad SWISSAID.
Finalmente, a través de la ESI se continúan generando estrategias para fortalecer las casas comunitarias de semillas y motivando a jóvenes y custodios a seguir trabajando por la conservación de territorios libres de transgénicos, como también mantener el entusiasmo de cada participante en seguir aprovechando estos espacios que permiten generar intercambio de experiencias y la conservación y cuidado de los territorios.
Nota y fotografías: Estefanía Contreras – Comunicadora Sucre