- junio 9, 2016
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“DONDE OIGO HABLANDO DE SEMILLAS, AHÍ ESTOY YO”
Un día cotidiano…
“Me levanto temprano, a veces hago café en la casa, tomo tinto (…) cojo la regadera, rego las hortalizas hasta que se llega la hora del desayuno. Desayuno y arranco para el trabajo hasta las 10:30 de la mañana. A sembrar yuca, ñame, todas las variedades de frijol que tengo, eso lo que me gusta hacer”.
¿Cómo se convirtió en un guardián de semillas?
Desde muy niño a la edad de nueve años comencé a manipular las semillas, mi maestro fue el abuelo por parte de mamá. Como era un señor que le gustaba guardar tantas semillas, siempre que le veía registrando los calabazos donde él guardaba las semillas, entonces le preguntaba cómo llamaba cada clase de semillas y él comenzaba a explicarme. Y me fui enamorando de la semilla y comencé a manipular las semillas y me fui enamorando y me convertí como un coleccionista de semillas criollas.
¿Qué es ser un guardián de semillas?
Es aquella persona que cuida de aquella mata que siembra, de aquella semillas que tiene en su casa y la protege que el gorgojo no le vaya a caer, o que las otras personas no le vayan a dar un mal uso, porque es algo importante en nuestras vidas. Es cuando tú comienzas a enamorarte de lo que tú sabes hacer. Y una de las cosas que yo más sé hacer es manipular mis semillas, y cada rato estoy dando vuelta a la casa, mirando si tiene algún gorgojo, a ver cómo están. Siempre me ha gustado hablarle a mi semillas, y les digo “ajá yo cuento con ustedes y si ustedes no producen qué puedo hacer yo, me van a hacer quedan mal”. Para que yo pueda conservar esas semillas necesitamos la lluvia, ya que es una de las cosas más importantes.
¿Por qué es importante que existan los guardianes de semillas?
Porque vemos que nuestras semillas se estaban desapareciendo, y son semillas nativas y criollas. Porqué criollas, porque hay semilla que a veces nosotros no la tenemos y la llevamos a nuestro territorio y eso es lo que nosotros llamamos semillas criollas; pero la semilla nativa es la que nosotros diariamente tenemos, que manipulamos, que nosotros la tenemos a cargo de nosotros.
Heriberto Flores, cada día sigue enamorándose de sus semillas, en su casa custodia 47 variedades de semillas, entre las que tiene: 10 variedades de ñame espina, 15 variedades de maíz (de nuestros ancestros), 5 variedades de frijol, 6 variedades de caraotas, semillas de ají dulce, berenjena, espinaca, candia, arroz, millo criollo y blanco. Ha participado en varios encuentros de guardianes de semillas, porque ahí donde él escuche hablar de semillas, ahí él está.
Heriberto, como guardián de semillas, agradece al apoyo que ha prestado la fundación Swissaid Colombia, ya que han jugado un papel fundamental en el rescate de semillas criollas. En sus palabras: “Swissaid ha sido la ONG extranjera que nos ha dado la mano, se puede decir que la única aquí en Colombia, por lo tanto le debemos muchas cosas a Swissaid. Hoy en día le damos gracias a Swissaid porque ella siempre está ahí apoyando, siempre nos está motivando”. El apoyo que ha prestado la fundación sobretodo reside en la capacitación a las personas de la comunidad, en enseñanzas relacionadas a cuáles son los derechos que tiene como seres humanos y cómo validarlos.
En el 2015 y pese a la crisis de sequía, la red de productores y guardadores de semillas del municipio de Los Palmitos, Sucre, a la que está vinculado Heriberto, ha logrado conservar las variedades de maíces, frijoles, caraotas, guandules. Sin embargo, siguen los retos por recuperar y conservar otras semillas locales.
Esta propuesta se articula a una propuesta integral por la reconversión agroecológica del municipio de Los Palmitos. La fundación Swissaid acompaña la gestión e incidencia ante entidades municipales, departamentales y nacionales para garantizar la cosecha de agua para el riego, pues sin agua no es posible la pervivencia de las semillas ni de la vida.