• mayo 3, 2020
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EL PODER DE LAS MUJERES EN LA LUCHA POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

EL PODER DE LAS MUJERES EN LA LUCHA POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

En un contexto en el que el hambre y el colapso ecológico están al alza, las mujeres y todos aquellos que luchan por reinventar la alimentación, el medioambiente y la economía sufren continuos ataques. Esta edición es resultado de un proceso de reflexión colectiva impulsado por las mujeres. Los y las autores del Observatorio hacen un llamamiento a los movimientos feministas y por la alimentación, tan diversos como lo son sus luchas y su trayectoria política, para construir y sumarse al debate y avanzar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, jóvenes y niñas. El objetivo es construir sistemas de alimentación justos. Frente a un contexto de múltiples crisis, no puede subestimarse el poder de la resistencia individual y colectiva de las mujeres, como líderes en el camino hacia la construcción de un mejor sistema de relaciones sociales y económicas.

Mujeres, alimentación y resistencia

Las relaciones de género moldean los sistemas alimentarios: influyen significativamente en el qué y cómo producimos, trabajamos y nos alimentamos. La opresión de género ha tenido a menudo un efecto negativo en las mujeres y las personas no conformes con su género1 , en todas las etapas de los sistemas alimentarios, sin importar sus contribuciones. Desde el cultivo y la cosecha hasta el procesamiento, el transporte y el consumo de alimentos, las mujeres desempeñan un papel fundamental en las economías y los sistemas alimentarios. Sin embargo, las ideas y prácticas sexistas han mantenido el papel de las mujeres, así como sus necesidades específicas ocultas ante el público general. De las 820 millones de personas afectadas por el hambre, son las mujeres las que salen peor paradas, sobre todo si viven en sociedades opresivas, sometidas a explotación y violencia.

Las relaciones violentas juegan un papel primordial en la forma en la que se estructuran los sistemas alimentarios predominantes. Las maneras en las que se reproducen estas formas de violencia también están influídas por el género. Por ejemplo, los gobiernos de derecha, en auge en todo el mundo, están promoviendo leyes restrictivas al aborto y otras políticas que limitan el acceso a métodos anticonceptivos y atención de salud reproductiva. La discriminación y el racismo también se han traducido en un menor acceso a servicios de atención social, pobreza aguda y mayores tasas de inseguridad alimentaria para mujeres migrantes y de color. Al mismo tiempo, el poder corporativo continúa expandiéndose, sostenido en gran medida por el trabajo doméstico y de cuidado de las mujeres. Este trabajo incluye el cuidado de la familia y de la comunidad (personas jóvenes, ancianas y enfermas), la limpieza, la cocina, la búsqueda de agua, forraje y combustible.

Sin embargo, aún en este escenario adverso, los movimientos de mujeres se mantienen infatigables, intensificando sus esfuerzos para organizar sistemas alimentarios sostenibles y socialmente justos. El primer paso para superar las relaciones de violencia que moldean a los sistemas alimentarios debe darse en casa. Los movimientos feministas, de mujeres negras y LGBTQI+ están enriqueciendo la lucha por la justicia alimentaria al ampliar nuestras agendas para incluir diferentes identidades de género y experiencias basadas en raza, casta y clase. Este cambio requiere que reinventemos constantemente la resistencia, fomentando el reconocimiento mutuo y el sentido de pertenencia, en lugar de la exclusión al interior de los movimientos.

Las historias presentadas este año en el Observatorio del Derecho a la Alimentación y la Nutrición destacan tres pasos cruciales para transformar las relaciones de género en los sistemas alimentarios. La primera es DESENTRAÑAR LAS VIOLENCIAS que subyacen en nuestros sistemas alimentarios. La segunda es superar las violencias mediante el CAMBIO DE NUESTROS MOVIMIENTOS a través de prácticas más inclusivas respecto a experiencias diferentes. Y el tercero es RECONSTRUIR LA REALIDAD mediante la construcción de sociedades no patriarcales, y nuevas relaciones con la alimentación, la naturaleza, el trabajo y la política.

“Las mujeres son, y siempre han sido, centrales en la creación de políticas alimentarias radicales que tienen el poder de reconectarnos con la naturaleza, reconfigurar las relaciones sociales y priorizar la justicia interseccional”.

Publicado originalmente en: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/El-poder-de-las-mujeres-en-la-lucha-por-la-soberania-alimentaria?fbclid=IwAR0DOI8hVmw09DbzHcYkcFTSs1DTngf5CzCFdHWGnY8cCus6QKGLW1DotPE

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