• noviembre 4, 2019
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EL MANEJO SOSTENIBLE DEL TERRITORIO MEDIANTE ACCIONES DE RECONVERSIÓN PRODUCTIVA

Mediante la agroecología, el proyecto Montañas Vivas contribuye a la recuperación de semillas ancestrales que se estaban perdiendo en la región, principalmente de tubérculos andinos: papa negra, papa chava, cubios, nabos, hibias, rubas, así como semillas de trigo negro, trigo rojo, cebada de raspa, arveja criolla, lentejas criollas, coles y frutales y con ello, permitieron la recuperación de la agrobiodiversidad.

340 familias cuentan con 151 invernaderos y también con huertas donde cultivan alimentos diversificados; entre los alimentos cultivados están: pepino, espinaca, acelga, lechuga, repollo, cebolla, brócoli, calabacín, apio, lulo, perejil, cilantro y tomate logrando así producir en la alta montaña gran variedad de alimentos, frutales y cereales.
Hombres y mujeres de las organizaciones participantes apropiaron e implementaron tecnologías limpias como: la incorporación de prácticas de fertilización orgánica, a través del lombricompost, violes y procesos de compostación; el manejo de cultivos asociados, contrarrestando los efectos del monocultivo, principalmente de papa; elaboración de bioplaguicidas -purines-  realizados con extractos de plantas aromáticas y medicinales que hacen parte de la producción de la finca; recolección de aguas lluvias y microsistemas de riego con bioabonos; capacitación para el manejo y recuperación de forrajes, así como la incorporación del componente arbóreo en su diseño espacial (sistemas silvopastoriles), con la finalidad de ligar la actividad pecuaria a la conservación de suelos y la conectividad biológica, orientados a parámetros productivos y reproductivos en explotaciones de ganado bovino, ovino y cunicola.
Los aspectos señalados se enmarcan dentro de un ejercicio de planificación de fincas, con una mirada territorial, donde la utilización de los recursos de sus fincas y del entorno natural, hacen parte de la elaboración de algunos de los productos mencionados, potenciando la recuperación y apropiación de procesos tecnológicos ambiental, económica y socialmente adecuados al entorno natural y cultural.
 

Aporte a la protección y la restauración de los ecosistemas

 
De manera colectiva, mediante mingas y mandatos, las comunidades establecieron cinco viveros comunitarios de alta montaña donde se propagan especies vegetales nativas por medio de recolección y propagación de semillas y estacas para luego ser sembradas en las áreas de protección de los predios.
La construcción de los viveros hace parte de la estrategia de revegetación de las cuencas, a través del manejo y reproducción adecuada de material vegetal propio de estos ecosistemas. Para ello se incorporaron recorridos con las comunidades por las fuentes hídricas y reconocimiento del estado de su vegetación, asunto sobre el cual participaron  activamente asociados y asociadas de las cinco organizaciones, contando a la fecha con inventarios y ubicación de los lugares caracterizados, con la finalidad de tener una mirada territorial en cuanto a la conectividad de estas áreas.
Las especies nativas sembradas en los viveros comunitarios y utilizados en la protección de fuentes hídricas, barreras vivas y como forrajes fueron entre otras: Brugmansia sp (borrachero), Hesperomeles goudotiana (mortiño), Miconia ligustrina (tuno), Polylepis quadrijuga (colorado), Macleania rupestris (camaronero), Oreopanax sp (Higueron/mano de oso)  Oyedaea verbesinoides (Quedo) y Sambucus sp (tilo), Alnus acuminata (Aliso), Myrcianthes leucoxula (Arrayán), Vallea stipularis (Raque), Oyedaea verbesinoides (Quedo) y el tilo.
El conocimiento empírico sobre estas especies en cuanto a la recuperación de suelos, protección y conservación de los ecosistemas que brindan diferentes servicios ecosistémicos permitió que la comunidad se motivara a sembrar estas especies.
169 fuentes hídricas, entre nacimientos, quebradas, humedales y lagunas fueron caracterizados y protegidos,  con la participación de  hombres y mujeres asociados. 
15.110 metros lineales de cercas vivas se establecieron, para contribuir con las conectividades y los corredores biológicos.  Se  contribuyó en la generación de una mayor conciencia por parte de los asociados (as), respecto a la importancia de la conservación de estos espacios, que se manifiesta por ejemplo en el control del ganado, o el evitar el vertimiento de residuos agrícolas -agrotoxicos- y pecuarios, fortaleciendo así las acciones de protección de las microcuencas.
La caracterización de las fuentes hídricas permitió evidenciar el alto grado de transformación de las coberturas silvestres, propias de bosques alto andinos, subpáramo y páramo, las cuales han sido reemplazadas en más del 50 % de los caso por  pasturas y cultivos.
Esta información fue básica para la toma de decisiones en cuanto el desarrollo de acciones de protección de las fuentes de agua para consumo humano, y la protección de los nacimientos y quebradas donde el ganado abreva.

Esta experiencia nos permite evidenciar que:

  • Las comunidades ancestrales del páramo entienden la importancia de la conservación de los ecosistemas estratégicos.
  • Las comunidades se comprometen con la restauración y la conservación.
  • Se puede conciliar: conservación- producción sostenible – mejoramiento de los medios de vida de vida de la gente.
  • Las comunidades tienen la capacidad de proteger el recurso hídrico.
  • Es posible rescatar sistemas productivos tradicionales sostenibles.
  • Se puede generar conocimiento participativo y apropiación colectiva del territorio.
  • Es posible lograr  una gobernanza propositiva fortaleciendo y cualificando las organizaciones comunitarias.
  • La formación de sabedores locales permite realizar réplicas de sus aprendizajes  a otras comunidades campesinas.
  • Es posible la permanencia de la gente en los ecosistemas estratégicos como aliada de la conservación.
Marco Rubén García – Responsable Proyecto Zona Boyacá – SWISSAID Fotografías: Luis A. Guzmán – Viviana Sánchez Prada 

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