Mirar a las mujeres campesinas permite acercarse a la complejidad y a la belleza del mundo rural. Es ver cómo con la misma pasión y fuerza que abrazan a sus hijos, empuñan la herramienta para labrar un camino en su territorio.
La tierra cubriendo sus uñas pintadas es mezcla de colores sobre mujeres hermosas. Sus manos así son manifiesto de fuerza y tenacidad. Las campesinas saben con certeza que la tierra no ensucia y que junto a ella se convierten en algo más grande que la propia visión de sí mismas, en mujeres que nutren el campo y con él alimentan la vida.
De sus vientres nacieron hijos que hoy alimentan con frutos limpios, de sus hogares crecen familias que habitan territorios de los que brota vitalidad, sus ojos pintan paisajes de belleza insuperable. Todas saben que la fuerza y el carácter con el que se toma un azadón define el tono de la canción campesina, una canción que cómo metáfora de lo humano, viene cargada de momentos de tristezas, alegrías y determinación.
Acá se encuentran representadas las mujeres del campo, con sus gestos y miradas, con sus manos y herramientas, con su piel y sus cosechas. Sea este acercamiento un homenaje a la valiosa mujer campesina